He tenido la suerte, y la desgracia, de hacer este viaje dos veces, y todavía me espera uno más, pero comentaré el primero ya que fue le mas "accidentado" y anecdótico.
La primera vez realice este viaje debido a mi primer viaje independiente o de mochilero, en el cual recorrí el sur de Perú, Bolivia y el norte Argentino, la segunda para venir a Arequipa, de intercambio estudiantil.
Viaje con La Veloz del Norte, el pasaje me costo aproximadamente de 1800 pesos argentinos mas el 35% por ser argentino. Si vas a ir y volver a Lima te conviene el avión.
Día 1: Salimos de la vieja terminal de córdoba aproximadamente a las 19:00 en Noviembre de 2013, como buen colectivo latinoamericano salió con demora, debido a que el colectivo llegó tarde y la gente que viaja lleva todo lo que tiene de equipaje, incluso había gente que llevaba televisores o lavarropas.
Al entrar al colectivo trate de visualizar personas que parezcan amables y piolas, con las cuales pueda establecer conversaciones amenas en los 4 días de viajes que tenía por delante. La primera impresión que me lleve fue dura, todos estaban amontonados con bolsos enormes y parecían muy serios, por lo que no me quedo otra que decir hola y ver como respondía la gente. Al no captar una respuesta agradable me senté y comencé a leer.
Luego de unas horas de viaje llegamos a un paradero restaurante donde nos sentamos en mesas de aproximadamente diez personas, nos sirvieron una carne de dudosa procedencia y la gaseosa mas barata del mercado, una vez todos en la mesa empezamos a hablar sobre los porque del viaje, la mayoría eran peruanos volviendo a visitar familia o volviéndose para vivir en Perú. Al terminar de comer volvimos al colectivo, charlamos y dormimos.
Día 2: Amanecimos en algún lugar de Salta o Jujuy donde nos cambiaron de colectivo y me dejaron mi mochila tirada en el suelo, si, tirada en el suelo, pero como nada podía cambiar mi actitud positiva, no me enoje, solo me limite a levantar la mochila y la lleve a mi lado el resto del viaje.
Pasando por Purmamarca se nos rompió el colectivo, por lo que tuve la oportunidad de conocer el cerro de siete colores y pasearme por la ciudad unas cuantas horas junto a mis compañeros de viaje. Cuando terminaron de arreglar el colectivo, obviamente volvimos a emprender viaje, pero no por mucho tiempo, ya que dos o tres horas mas tarde se nos vuele a romper el colectivo en medio de la montaña. Otra vez nos detuvimos unas cuantas horas hasta que arreglaron el colectivo, tiempo en el cual pude conocer a casi todos los pasajeros y conocer un poco de sus historias, una vez listo el coche partimos hacia la frontera con Chile.
Día 3: Una vez que llegamos a la frontera con Chile, muchos ya estaban mareados y con dolor de cabeza debido a la altura, tuvimos que bajar TODO el equipaje del colectivo, presentar los papeles y demás. Desde este punto hasta llegar a Perú el colectivo no para, por lo que compramos un poco de comida allí en la frontera y emprendimos viaje nuevamente.
Luego de estar unas horas en Chile, el baño comenzó a rebalsar, ya que el colectivo no puede tirar los desechos en territorio chileno, por lo que el colectivo se llenó de un aroma a mix de flores intestinales y productos químicos riquísimos. Luego de otro día de viaje llegamos a la Perú donde finalmente desecharon las sustancias del baño y comimos un menú y partimos para Lima.
Día 4: Después de ver 300 veces las mismas películas y empezar a entrar en confianza con los demás pasajeros, comenzaron a salir historias impresionantes y que te marcan de por vida, historias como por ejemplo la de una señora que me contó que habían secuestrado su hija por lo que vendió todo lo que tenía y fue hasta Bolivia para recupérarla, como si se tratase de una película de Holywood finalmente rescato a su hija.
A unas 12 horas de lima, paramos a comer frente al mar, donde tuve lo oportunidad de pasearme por la "playa" una hora, observando la tranquilidad del mar.
Luego de otras 12 horas de viaje llegamos finalmente a Lima, aproximadamente a las 2:00 AM, no tenía donde quedarme y una mujer me invito a la casa de sus abuelos. Así fue que termine durmiendo en la casa de Tino y su esposa.
En fin, fueron más de 3500 kilómetros, cuatro maravillosos días, llenos de accidentes e historia increíbles, de gente humilde y trabajadora que comparte todo lo que tiene con alguien que muy posible mente jamás en su vida vuelva a ver. Cuatro días donde se olvidan todas las diferencias y dentro del colectivo todos son hermanos. Sin dudas una vez en la vida hay que hacer un viaje largo en colectivo.
Genial blog !! me gusto mucho como tomaste todo lo negativo y lo transformaste en positivo, creo que es lo principal para vivir bien. Dale para adelante con el blog !
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